Formación Pastoral

Toda la comunidad parroquial es parte de la formación pastoral de los catecúmenos y candidatos de RICA.

El proceso de RICA es un crecimiento tanto en intimidad como en conocimiento. Junto a los poderosos movimientos litúrgicos del proceso y al esfuerzo catequético de los fieles, hay también una intensa actividad pastoral, que debe iniciarse desde el primer momento en que el interesado expresa interés por la Iglesia. Esta actividad opera con el conocimiento de que cada participante variará en sus antecedentes, estilo de vida, motivación y estado de vida. Quienes realizan el ministerio de RICA deben sumergirse en la vida de los participantes, con gentileza, prudencia y un deseo genuino de abrir sus corazones de par en par (cf. 2 Cor 6:11).

Los componentes pastorales son las personas que participan, algunos íntimamente y otros a distancia, en la obra de conversión y discipulado de Jesús. El trabajo pastoral del proceso catecumenal se logra a través del amor y el trabajo de muchas personas, incluidas las siguientes: clérigos, catequistas, gente de hospitalidad, patrocinadores, líderes de grupos pequeños, intercesores de oración y miembros de la parroquia. Este trabajo pastoral es un esfuerzo de persona a persona: todas las personas impactan a esta persona para el Señor. El pastoreo implica tanto información como formación.

La iniciación cristiana durante el catecumenado no es asunto exclusivo de los catequistas o del clero, sino de toda la comunidad de creyentes y especialmente de los padrinos, para que desde el principio los catecúmenos tengan el sentido de ser parte del pueblo de Dios.

Mediante la instrucción y el ejemplo, los catecúmenos y candidatos aprenden quién es Dios, qué quiere y cómo seguirlo como miembro de la comunidad cristiana. A través de la atención pastoral de los demás, los participantes se informan sobre él y se forman en él.

El pueblo de Dios, representado por la Iglesia local, debe comprender y manifestar con su preocupación que la iniciación de los adultos es responsabilidad de todos los bautizados. Por eso la comunidad debe estar siempre plenamente preparada en el cumplimiento de su vocación apostólica de ayudar a quienes buscan a Cristo. (RICA, Introducción 9)

Al igual que con la liturgia y la catequesis, el aspecto pastoral también cambia a medida que los participantes avanzan a través de los períodos del proceso. El precatecumenado sirve como un momento para invitar a las personas a venir y ver, para determinar la motivación y sacarlas de las etapas iniciales de la fe: un encuentro con Jesús, alejarse del pecado y encontrar un hogar en la Iglesia. Durante el siguiente período, el catecumenado, el objetivo pastoral es hacer que los participantes pasen de la motivación inicial a una convicción firme, con fuertes elementos de compañerismo y dirección espiritual. Los períodos de purificación y mistagogia sirven como un momento de fuerte apoyo y estímulo para que los participantes profundicen su vida espiritual y aumenten sus obras de caridad.

Durante el resto del año de los neófitos, el enfoque pastoral es brindar apoyo y aliento continuos para vivir una vida católica sólida en un ambiente parroquial donde se sientan cómodamente como en casa. El proceso no sólo apunta a hacer cristianos no ignorantes: busca transformarlos en cristianos enfocados hacia afuera, seguros en la convicción de que la plenitud de la verdad ha sido revelada y debe ser compartida con alegría.

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